Diseño, la nueva piedra angular en la estrategia comercial de las empresas

Para entender el papel clave que adquiere el diseño actualmente, debemos situarnos en el contexto en el que se “mueven” las empresas: Vivimos en un mundo en constante evolución, la mayoría de los productos quedan obsoletos pocos días después de su lanzamiento. Somos la sociedad de la inmediatez, queremos las cosas aquí y ahora y además podemos conseguirlo desde cualquier lugar del mundo con un simple teléfono móvil. No es de extrañar que dadas estas circunstancias las empresas necesiten un plus para diferenciarse de las demás, para atraer a un público concreto, y posicionarse en el mercado.

Ya no es sólo poner las cosas bonitas, más atractivas.

El diseño va mucho más allá. Su función es transmitir los valores de la marca. Es la cara de la empresa, lo primero que verá el usuario o cliente, por lo tanto tiene que reflejar lo que la empresa es o, mejor dicho, lo que quiere ser.

Ya no es sólo poner las cosas bonitas, más atractivas. El diseño va mucho más allá.

Como pasa con cualquier método de desarrollo, diseñar no es tarea fácil. Requiere su tiempo, esfuerzo y dedicación. El diseño se rige por un briefing, a través del cual debemos comprender muy bien quién es nuestro cliente, qué es lo que quiere transmitir, cuál es su público objetivo y cuál es la mejor manera de acercarnos a él.

Así que es lógico que diseño y marketing vayan de la mano más que nunca y construyan estrategias conjuntamente para ayudar a lograr los objetivos definidos. Por supuesto, el resultado debe de ser atractivo (no nos olvidemos que el diseño es la carta de presentación, lo que generará una primera impresión y lo que, tal vez, genere el impulso de compra o adquisición del servicio) pero no debemos olvidar que detrás tiene que haber un concepto, algo que contar o transmitir ya sean valores, historias, emociones… solo así cumpliremos nuestro objetivo.

la importancia del diseño en la era digital

No importa si la empresa es pequeña o una multinacional.

Todas, absolutamente todas, recurren al diseño (con mayor o menor fortuna) para reflejar su identidad y aquí entra en juego la importancia de un buen diseño, ese que te ayudará a dar el empujón final a tu marca, el que hace que la gente asocie tu nombre con una serie de valores, el que implica que la gente te identifique cuando lea un eslogan o simplemente vea un color o forma. A lo largo de la historia hay numerosos ejemplos de marcas que han logrado este propósito. A la vista está el ejemplo de Coca-Cola, solo con ver su característico color rojo somos capaces de asociarlo automáticamente con la marca.

Cuando el diseño y el marketing van de la mano y unen sus esfuerzos consiguen contar una historia. Cuando son capaces de transmitir una personalidad de un vistazo, la marca se convierte en imparable y sus objetivos mucho más fáciles de asimilar.

Si además hablamos de las experiencias digitales, el diseño es, si cabe, más imprescindible aún.

Experiencia de usuario

Un buen diseño web no se limita a la estética y al concepto, aquí entra en juego la experiencia de usuario, debemos diseñar para quién será nuestro usuario final, tener en cuenta sus necesidades y hacer que su experiencia en nuestro site sea fácil y satisfactoria. El usuario tiene que cumplir con el propósito con el que entró en nuestra web de la forma más fácil e intuitiva posible.

Detrás de esto se esconde un largo proceso con técnicas que pueden asociarse a los procesos de Design Thinking. El UX (del ingés User Experience) se basa en numerosas técnicas para lograr su objetivo, todas ellas con una cosa en común: el usuario siempre está en el centro. Por lo tanto, las empresas deben ponerse en su lugar, comprender sus necesidades y procesos para conseguir que una experiencia de usuario cumpla las expectativas.

Podemos decir que el diseño es una herramienta clave e importantísima para las empresas en nuestros días debemos tener claro que no solo se trata de estética, debemos transmitir conceptos y facilitar la interacción de los usuarios con los productos o servicios que generemos. En resumen, sea lo que sea que estemos diseñando el usuario debe estar siempre en el centro.