Claves para impulsar el cambio de mentalidad

Peter Drucker, considerado el padre del management de la actualidad y gran influyente de la administración de empresas, decía que “el propósito de un negocio es crear y mantener un cliente”. Y es que no solo estaba en lo cierto, sino que además dicha frase es plenamente vigente con los nuevos modelos de negocio actuales.

Sin embargo, los tiempos cambian y el futuro llega demasiado rápido y, normalmente, en el orden incorrecto.

De todas las revoluciones industriales que la humanidad ha vivido, en esta, la digital, han sido las personas quienes han ido por delante de las empresas, viéndose estas últimas obligadas a cambiar. Por este motivo, hoy en día se habla tanto de transformación digital, innovación y de crear nuevos modelos de negocio.

Innovar significa cambiar, hacer lo que no se espera, hacer que el mercado te lo compre. Es ganar.

El reto de la transformación digital de las empresas tradicionales: crear nuevos modelos de negocio y ganar

Cada empresa tiene un modelo de negocio, y siempre ha sido así. Un modelo de negocio es la lógica de la empresa, la forma en que se crea y genera valor para sus clientes. Sin embargo, lo que varía es cómo se plantea ese modelo de negocio. Los cambios tecnológicos y los avances en esta materia permiten a las empresas tradicionales innovación de largo alcance en sus modelos de negocio.

Aunque parezca un contrasentido, los nuevos modelos de negocio no dependen ni de los conocimientos tecnológicos ni de una varita mágica para innovar: lo esencial en la transformación digital reside en las personas.

Son las personas quiénes hacen crecer a las empresas y las empresas cambian solo y gracias a sus personas.

Entonces, ¿cómo pueden las empresas tradicionales afrontar este reto? A continuación encontraréis tres claves que considero indispensables para conseguirlo:

No permitir la arrogancia

Uno de los males más evidentes de algunas empresas es la arrogancia que a veces desprenden. Ese desdén con el que oyen a los que empiezan. Esa autocomplacencia. Ese “yo llevo muchos años en este negocio y tú qué me vas a contar”. Ese, si no lo hacemos nosotros, no estará bien. Ese recitar todo lo que es imposible cuando alguien intenta explorar con creatividad. En definitiva, matar las ideas nuevas porque “lo que se ha hecho toda la vida ya nos ha funcionado”.

Son malos tiempos para la arrogancia. En muchos sitios sobra jerarquía y falta humildad. El cementerio está lleno de compañías que lo hicieron todo perfecto hasta el último día, pero se olvidaron de lo más importante: los clientes cambian sin pedir permiso. Son los clientes que hoy con sus móviles en la mano toman decisiones con toda la información que quieren. Y en este contexto, los equipos de las organizaciones deben tener capacidad de adaptarse, de aprender y desaprender rápido, de colaborar con otros.

No dejar paso a la ignorancia

Dicen que lo peor de la ignorancia es que con el tiempo adquiere confianza. Y es verdad, con el agravante que cuando lo ves en personas al frente de responsabilidades en empresas o negocios puede ser un grave problema. La ignorancia produce miedo. Los directivos con miedo son como los tenistas a los que se les tensa el brazo, juegan agarrotados. Los directivos con miedo cometen el error de obsesionarse con no cometer errores y suelen estar pendientes de mirar más de dónde venimos que a dónde vamos.

Fomentar el emprendimiento

La transformación digital nos está llevando, muy rápidamente, a cambios profundos que pueden impactar drásticamente en el trabajo de muchas personas. Algunas no se enteran porque no quieren, otras se preocupan y se bloquean, otras dedican todas sus energías a quejarse y buscar de quién era la culpa, otras aprenden, se resitúan y emprenden.

Cuando emprendes algo, o triunfas o aprendes, pero lo que es seguro es que nunca pierdes.

Si las empresas aplican estas tres premisas, facilitarán a que sus equipos adquieran una cultura digital y más abierta. Esto les permitirá estar mejor preparadas para crear una nueva estrategia omnicanal con sus clientes, optimizar sus procesos gracias a las nuevas tecnologías, e incluso crear ecosistemas de innovación que les permitan crear nuevos modelos de negocio basados en la colaboración con startups.