Cómo aprovechar el pensamiento visual en la empresa
User Experience, Design Thinking, Agile o Lean Thinking… son sólo una muestra del argot que muchas empresas suelen utilizar a la hora de llevar a cabo nuevos retos de innovación con sus equipos. Pero, ¿cómo se traducen estos conceptos en el día a día de las organizaciones? ¿Qué es lo que los hace tan especiales y codiciados? En este post os quiero hablar del rol que desempeña el Visual Thinking en los procesos de innovación y transformación digital de las empresas.
Antes de nada, tenemos que recordar que el Design Thinking es una metodología que permite encontrar soluciones innovadoras a las necesidades de las personas mediante la creación o modificación de productos o servicios partiendo de la premisa principal sobre “Qué problema se tiene que resolver”. Esta pregunta dará el pistoletazo de salida al inicio del proceso. Con el Design Thinking se busca la resolución de problemas de forma creativa, por eso es muy interesante trabajar con equipos multidisciplinares que propicien un intercambio de ideas y puntos de vista, lo cual permitirá enriquecer el proceso y nos permitirá analizar la problemática desde distintos puntos de vista.
La clave del Design Thinking reside en situar al usuario en el centro, empatizar con él, generar muchas ideas a través de distintos procesos e iterarlas, testearlas y modificarlas hasta dar con la solución que mejor resuelva la hipótesis con la que empezamos.
Con el Design Thinking se busca la resolución de problemas de forma creativa.
En las distintas fases que forman parte del proceso de Design Thinking se pueden aplicar muchas herramientas y procesos de ideación convergente y divergente. Es precisamente en este punto cuando cobra protagonismo una herramienta muy útil que utilizamos en Quantion para hacer visibles las ideas o conceptos complejos e intangibles. Estamos hablando del Visual Thinking (o pensamiento visual).
Es posible que te preguntes si el Visual Thinking es algo nuevo, pero la verdad es que no. De hecho, es innato a la condición humana: las personas siempre hemos hecho dibujos para expresar ideas y es uno de los primeros lenguajes expresivos que aprendemos (sin ir más lejos, los niños aprenden a dibujar antes que a escribir). Si nos remontamos a la prehistoria, el hombre ha usado el dibujo para contar historias en las paredes de las cuevas, exponer estrategias de caza o decorar el espacio. ¿Quién nos dice que en las cuevas de Altamira no se sucedieron sesiones de experiencia de usuario con los garabatos plasmados en las paredes?
Gracias al Visual Thinking podemos hacer visibles las ideas o conceptos complejos e intangibles.
Entonces, ¿por qué el Visual Thinking es una herramienta tan útil para exponer conceptos e ideas? Pues la respuesta es muy sencilla: el 80% de nuestro cerebro está diseñado para asimilar y procesar imágenes. Esto significa que requiere mucho menos esfuerzo mental interpretar un dibujo que entender un texto. No se trata de ser artista ni de saber dibujar bien, para esto ya tenemos a los Picasso y Miró de turno. Se trata de ilustrar los conceptos con imágenes sencillas, simples y universales. Aquellas que todos tenemos en nuestro imaginario colectivo y que se pueden interpretar independientemente de la cultura, origen o condición.
A continuación, os detallo cómo el Visual Thinking tiene distintas funciones dentro de las fases de Design Thinking con el objetivo de crear nuevas ideas y soluciones.
Fase 1: Explorar y empatizar
Dibujar es una buena manera de estar atento, de fijarnos en aquello que destaca y que es importante.
Fase 2: Definir el problema
Los dibujos nos ayudan a ver las conexiones que se establecen entre elementos, así como agrupar las percepciones detectadas.
Fase 3: Ideación
Dibujar activa partes de nuestro cerebro que no trabajan cuando escribimos. Estas partes del cerebro propician nuestra capacidad de generar ideas.
Fase 4: Prototipado
Bocetar nos permite encontrar mejoras y descartar errores de una forma más rápida. En definitiva, nos permite una iteración más ágil y productiva sobre las ideas que generamos.
Fase 5: Compartir
El dibujo es ideal para compartir aquellas ideas más abstractas y complejas, sus conexiones y relaciones con nuestros stakeholders.
Como hemos visto, el Design Thinking no consiste únicamente en pensar (qué también) sino en hacer, y es por ello que el Visual Thinking aplica esta máxima en todos sus aspectos. Dibujando los conceptos de forma estratégica aprendemos a mirar y a comprender, y ese es un buen comienzo para encontrar las soluciones que estén centradas en el usuario.