El 2021 ha llegado cargado de nuevos retos y tendencias para la industria alimentaria.
Después de un año duro para muchos sectores, la industria alimentaria lo ha tenido particularmente difícil y es que, hacer frente al aumento de la demanda, combinado con las restricciones en los procesos de fabricación, ha dificultado la labor de todos los participantes en la cadena de suministro.
Por otro lado, la pandemia también ha impactado en la forma de comprar del consumidor. La industria alimentaria se encuentra con un cliente más informado, comprometido con el medio ambiente y sobre todo, concienciado con la salud.
Para hacer frente de manera satisfactoria a todos estos cambios. Las empresas que pertenezcan a la industria de alimentos, deberán tener en cuenta los siguientes retos y tendencias:
Retos de la industria alimentaria
1. Garantizar la seguridad alimentaria
Como mencionamos al inicio, tras la pandemia del Coronavirus, la seguridad y calidad alimentaria se han convertido en dos aspectos de vital importancia para el nuevo consumidor.
Asegurarse de que se están cumpliendo las normas de seguridad, es crucial para que las empresas alimentarias mantengan la confianza de los consumidores.
Además, las empresas del sector alimentación, deben tener en cuenta que la seguridad de sus personas también es un reto en el que trabajar.
La fabricación de alimentos no ofrece la posibilidad de teletrabajar. Velar por su seguridad de los equipos de trabajo, impulsará la confianza y el compromiso en la fuerza laboral.
Ahora bien, ¿cómo se pueden asegurar las empresas del sector alimentario de que están cumpliendo con un alto nivel de seguridad?
Tecnologías para garantizar la seguridad alimentaria
La tecnología Blockchain y la IoT, son por excelencia las tecnologías que más están ayudando a la industria alimentaria para que se cumplan las normas de seguridad actuales.
El rápido acceso a los datos que ambas tecnologías proporcionan, permite conocer de manera más efectiva el estado de la cadena de suministro y de los alimentos que se encuentran en ella.
Otra tendencia tecnológica que está revolucionando el ámbito de la seguridad alimentaria, es la Inteligencia Artificial aplicada a la industria alimentaria.
Ahora, las empresas agroalimentarias disponen de sistemas de control de calidad y seguridad automáticos para anticiparse a problemas y agilizar el “time to market”.
Con la aplicación de estas tecnologías, la industria de alimentos y bebidas garantiza la seguridad y calidad alimentaria, reduciendo el fraude alimentario y los costes operativos.
2. Compromiso de sostenibilidad
Otro de los retos de la industria alimentaria, es la sostenibilidad en sus procesos.
Incluso cuando nos hayamos librado del Coronavirus y de sus secuelas, el cambio climático se mantendrá y, pese a que estos problemas han pasado a un segundo plano, no debemos olvidarnos de su importancia.
Lejos de avanzar con la sostenibilidad y el compromiso medioambiental, la pandemia trajo consigo un uso de más plástico, dando un paso atrás respecto a todo lo relacionado con la sostenibilidad.
Por otro lado, el desperdicio de alimentos, es otro grave problema que acecha al sector alimentación.
La Organización de las Naciones Unidad para la Agricultura y la Alimentación, afirma que la cantidad de productos primarios desperdiciados asciende a 1.600 millones de toneladas, impactando a su vez, en la huella de carbono en 3.300 millones de toneladas.
La industria alimentaria se encuentra con un cliente más informado, comprometido con el medio ambiente y sobre todo, concienciado con la salud.
Tecnología para el desarrollo sostenible
En esta batalla por reducir el desperdicio de alimentos, el Blockchain vuelve a ser protagonista.
La tecnología Blockchain permite una investigación minuciosa de los trayectos realizados en caso de que los alimentos lleguen a su destino en mal estado.
De este modo, la persona responsable de detectar el fallo en la cadena de suministros, podrá identificar el punto exacto del problema en cuestión de minutos.
Por otro lado, tenemos la Agricultura Inteligente o Smart Farming, para designar las soluciones IoT en este ámbito.
Además de aumentar la eficiencia de los procesos, la tecnología IoT consigue una reducción de residuos gracias al mayor control sobre la producción.
3. Fraude alimentario
El temor a la escasez de alimentos que vivimos durante la pandemia, disparó los casos de grupos delictivos que ofrecían productos alimenticios falsificados o de calidad inferior.
Del mismo modo, los bajos precios de estos alimentos mantiene su demanda, poniendo en riesgo la salud de aquellos que deciden consumirlo.
Esta realidad supone una amenaza para la industria alimentaria, que tendrá que desarrollar métodos para combatir este problema y de este modo, mantener la confianza de los consumidores.
Tecnología contra el fraude alimentario
Para dar respuesta a este problema, cada vez más compañías alimentarias están confiando en los algoritmos de Big Data.
Gracias al Big Data, las empresas alimentarias pueden supervisar meticulosamente la cadena de suministro e identificar aquellas partes más vulnerables.
Predecir e interceptar el fraude alimentario con los algoritmos de Big Data, significa supervisar los posibles desencadenantes de estafas de alimentos, teniendo en cuenta factores como el tamaño de la cosecha, el clima, la situación política y el valor de los productos.
Esta información permite a las organizaciones predecir que partes de la cadena alimentaria tienen más probabilidades de ser objetivo de estafadores.
Desde otro ángulo, las etiquetas QR también contribuyen a evitar el fraude alimentario, puesto que contiene datos detallados sobre dónde, cuándo y cómo se cultivó, transportó y almacenó el producto escaneado.
4. Control de trazabilidad alimentaria
La trazabilidad ya era uno de los retos de la industria alimentaria antes de la pandemia y lejos de desaparecer, ha empeorado.
El endurecimiento de los estándares de seguridad alimentaria y la lucha contra el desperdicio alimentario, están contribuyendo a que se convierta en un tema aún más fundamental.
La trazabilidad “Farm to Fork”, es el objetivo de todas las empresas, pero sin las herramientas adecuadas es muy difícil lograrlo.
En la mayoría de las empresas la segunda y tercera etapa de la cadena de suministro es la que plantea mayores problemas, pero con la infraestructura de tecnología adecuada, las empresas globales pueden mejorar su control sobre la trazabilidad.
Tecnologías de trazabilidad alimentaria
Para conseguirlo, tendremos en cuenta estas tres tecnologías:
- Blockchain. Permite seguir el rastro de un artículo en todas las etapas de producción, transformación y distribución, alcanzando los máximos niveles en seguridad alimentaria.
- Estándares GS1. El código de barras GS1, recogen información que ayuda a las empresas a rastrear cada componente de sus productos.
- Rastreo y recuperación. En el peor de los casos, si por una infracción de seguridad se requiere el retiro del producto, el tiempo es oro. La tecnología de rastreo y recuperación acelera este proceso para evitar complicaciones.
5. Software para adaptarse a la Nueva Normalidad
Además de todos los puntos tratados anteriormente, las empresas pertenecientes a la industria alimentaria tienen que trabajar sus metodologías de trabajo y estudiar como evolucionarlas.
La gestión de almacén, optimización del punto de venta y distribución omnicanal, son algunos de los puntos a tener en cuenta.
Un Software especializado, que reúna todos los componentes del negocio en una sola plataforma, evitará problemas y mejorará el flujo de trabajo.
Además, la digitalización de estos procesos, ofrece una mejor calidad de datos para mejorar la toma de decisiones y reestructurar los programas de producción si fuera necesario.
Conclusión
La industria alimentaria se encontraba en un avance progresivo que se ha visto acelerado con la irrupción de la pandemia.
Garantizar la seguridad de los consumidores y conseguir su confianza, se han convertido en dos aspectos clave para la industria de alimentos y bebidas.
En este ámbito, la tecnología ayuda a las empresas alimentarias a producir de forma más eficiente, mejorar la vida útil y la seguridad alimentaria y, garantiza la asequibilidad y la calidad.